Algún día, esperemos que no demasiado lejano, estos conocimientos se enseñarán en la escuela, pero hoy por hoy esto no es posible, evidentemente.
Por esto todavía son necesarias las personas que difundan este conocimiento y ayuden a ir integrándolo en la vida diaria.
La clave está en lo que acabo de decir: la integración en la vida diaria. De otra manera no tendría ninguna utilidad.
Ya ha pasado el tiempo de las hermosas y tranquilizadora teorías, de las teologías con las cuales podías pasarte horas contando las plumas que tienen las alas de los ángeles.
Estos conocimientos son prácticos, extremadamente prácticos, ya que nos permiten ver la vida desde otros ángulos diferentes a los que la sociedad nos ha enseñado a ver y a darnos cuenta de las grandes equivocaciones que estamos cometiendo, especialmente en lo que tiene que ver con las relaciones humanas y nuestra relación con el universo.
Quien entiende bien las leyes cósmicas que el esoterismo nos explica es incapaz de estropear la tierra como la estamos estropeando, por acción o por omisión.
Quien las comprende es incapaz de hacer daño a un animal gratuitamente, como en las corridas de toros o de tener encerrado a un canario en una jaula para disfrutar de su canto.
Quien las vive es incapaz de hacer daño a otro ser humano, de manera consciente y voluntaria.
Quien las ha incorporado en su vida da su justo y correcto valor a las cosas materiales, al dinero y al poder político.
Y todo esto no lo hace porqué le han dicho que está mal, ni por miedo al castigo divino, sino porque le sale de dentro, del fondo de su ser, comportarse de esta manera.
Esto es un iluminado.
¿Os animáis a aumentar vuestra luz?