Realmente era como si alguien redujera la Astrología a la interpretación de los signos y nada más. O sea que nos dijeran que todo el mundo responde a lo que significa su signo solar. Si yo soy Acuario debo responder a esa manera de ser, indicada por el signo Acuario. Y nada más. Lo cual es evidentemente falso. Una personalidad es lo suficientemente compleja como para que no se pueda explicar simplemente hablando de su Sol. También tiene su Luna, sus planetas, sus casas, sus aspectos. Y con todo ello podemos realmente entender la complejidad de un ser humano.
La numerología que había encontrado hasta ese momento era algo parecido a los horóscopos de las revistas; excesivamente general y la mayoría de las veces, equivocada.
De hecho, sólo tienes que hacer una búsqueda en internet, poner numerología en google y verás cuantas páginas te salen que te dicen "cómo eres" partiendo de tu fecha de nacimiento. Introduces tu fecha y en pocos segundos ya te dicen "quién eres"; si eres un 1 o un 8 o un 3.... Reducen tu personalidad humana a un simple número... y todos los nacidos ese mismo día son, evidentemente, iguales a ti.
Lo que nosotros decimos que es el Camino de Vida, que nos da indicaciones sobre lo que el entorno pide de ti, lo confunden con lo que tú eres...
Pero debo decir, en mi descargo, que en mi mente seguía un pensamiento: "algo que ha sido usado y estudiado por tantas personas durante tantos siglos no puede ser falso totalmente...".
Y finalmente, casualidades de la vida.., conocí a Martine Coquatrix quien me interpretó mi tema numerológico con su sistema propio. La sorpresa fue total. Parecía que Martine me conocía profundamente, me explicaba cosas de mí mismo que nadie conocía. Me habló de vivencias profundas que hasta ese momento no habían tenido explicación. Me habló de mis herencias familiares... me demostró que ese pensamiento mío era real: la Numerología era una ciencia profunda y útil para conocer al ser humano y ayudarle en su camino evolutivo.
Ya no se trataba de explicar a un individuo con un número. Ni tan siquiera con seis o siete números, no. Ahora el tema numerológico nos hablaba de la parte masculina, de la parte femenina, del niño interior, del tipo de trabajo, de la pareja que se busca, de la manera de ser como pareja, del alma, de cómo nos ven los demás, de nuestras dificultades, de nuestras capacidades, de la misión kármica... y mucho más.
Y lo mejor de todo ello es que cuadraba conmigo, con lo que yo reconocía que era mi personalidad, mi vida, mis vivencias, mi familia.